miércoles, 22 de enero de 2020


POESÍA MÍTICA


"El Tao que puede decirse no es el verdadero Tao"
Tao Te King


En "Dónde se encuentra la Sabiduría?" Harold Bloom se cuestiona cuál es el lugar de la poesía y de la filosofía en cuanto a su capacidad para hacernos comprender el mundo. Shakespeare lo resume en esta frase de Hamlet: "There are more things in heaven and Earth, Horacio, than are dreamt of in your philosophy."

Si la filosofía parte de la observación empírica y el conocimiento racional, la poesía tiene la capacidad de trascender los límites de lo visible y lo entendible para entrar en otra dimensión de la experiencia. Lo mismo sucede con el mito, leer un mito es traspasar un umbral, traer un conocimiento simbólico que elude la esfera analítica. Estamos en el reino de lo analógico, de las correspondencias entre mundos, de las corrientes sutiles por las cuales una determinada música, una palabra, atraviesa el filtro mental y nos sobrecoge. El arrobamiento del que hablaba Santa Teresa viene de este lugar, de la sensación, aquello que nos fulmina sin que sepamos por qué; y es que ha entrado en otro ser de nosotros, otra capa fuera de las fronteras de la mente racional. La parte que conoce, simplemente, la fuente subconsciente que bebe de mares antiguos y que conecta nuestros ríos profundos con un conocimiento universal, un mar que no es sólo nuestro y en el que navegan todas las fuerzas de lo posible.

La potencia del mito, entonces, como la de la poesía radica en su naturaleza a la vez literal y simbólica. En un nivel nos encontramos con el poder transmitido a través de la palabra, las ideas, la evocación, la sonoridad, el relato, el camino al que nos lleva cada nombre, las encrucijadas, la lengua y su resonancia. Por otro lado la metáfora nos conecta a otro campo de experiencia. En la mitología clásica los elementos están conectados a deidades, la naturaleza está viva y se da una interacción con el universo, un alineamiento. Las historias y los poemas revelan lo que la palabra no es capaz de nombrar porque la palabra, como el dios Jano, tiene dos caras, dos filos: es tanto límite como umbral, lo no dicho nos llega cuando trascendemos esa palabra y llegamos al otro lado de ella, al río subterráneo que corre más allá de la forma, de lo comunicable. 

Un mito o un poema puede producir un impacto a un nivel celular y transformar la energía alrededor de sí, de ahí su fuerza, de ahí su capacidad de generar conocimiento a través de la sensación, de la electricidad que emana nuestro cuerpo cuando entramos en el poder de una imagen poética o de una historia que nos impacta sin que realmente lleguemos a entender del todo por qué ha causado en nosotros ese movimiento interno. Harold Bloom diría que el último Wittgenstein, el místico, finalmente sabe que detrás del lenguaje se encuentra el poema, o el mito. La revelación de algo, la epifanía que en un instante nos toca y puede cambiar una vida. Y el misterio que en ella permanece porque somos más allá de lo que sabemos de nosotros mismos.


RETORNO A AVALON


En esta exacta sombra de la tarde
crece la hierba al verde infinito
del ojo que la mece y la contempla

Es de día y sin embargo yo sueño en lo más alto
de este sueño
tenue silencio de algo que no fuera real
y aun así más cierto que toda la existencia

viene la hierba a enredarse en un suspiro
que atraviesa la herida de la tarde
y hay un corazón antiguo que ya soñó
bajo esta misma niebla

y trepa tenaz del suelo al verde
donde mi propio corazón está creciendo

Avalon, si un día vuelvo
llévame a la colina donde yace el sueño del mundo
y que en su pálpito caliente
mis manos lo alcen del seno de la tierra
y encuentren esas manos el lugar antiguo y olvidado
en que mi pecho abierto espera



LEYENDAS DE BROCELIANDE


Por el lomo del río alumbra el canto de la especie
el cuerpo solar se enreda en las astas del ciervo
mientras la forma que habita el aire espera tendida

Una ola delgada alienta en mi interior
he bebido de la diosa
y la noche aguarda.






AENGUS


"...and pluck till time and times are done
the silver apples of the moon
the golden apples of the sun"
W.B. Yeats



Ardo como una mujer clara
entre el trigo durmiente
Suenan las aguas calladas
las aguas proféticas sueñan
con voces blancas tomando la vida
manzanas del jardín umbrío
apenas despertando al temblor y al rocío
manzanas que retienen el soplo de la carne
lo que queda dentro de las cosas que callan

Aengus, crucé la sombra
junté mis manos para reunir la lluvia
para sembrar en mi tierra húmeda
el fruto de la luz y de la luna

Aengus, entra en las aguas
abre mi sangre y funda en ella la noche
ven con tu ofrenda
yo
soy la lluvia
que tu boca está llamando






Texto y poemas: Brunhilde Román
El vídeo es de Jenny Carralero que puso todo su talento y sensibilidad en estas imágenes. Mares de gracias para ti, Jenny.