miércoles, 18 de septiembre de 2019

Paseando con José Ángel Valente en Dublín con Tres Lecciones de Tinieblas: Tet y Yod

Tet Y Yod. Le pregunté a Valente si se venía conmigo a Dublín, le prometí que daríamos un paseo por los lugares donde había caminado en las noches del norte, donde había sentido, besado, cantado a la vida. Pasaríamos junto a la estatua de Joyce, la oficina de correos con sus agujeros de bala, St. Stephen's Green y el Bruxelles, el pub al que solía ir. Tengo recuerdos menos glamourosos, de haber vomitado frente al parlamento una noche loca de Saint Patrick con mi amiga Saioa, de comer kebabs en el Abrakebabra con Aude y otras chicas francesas, recuerdo a Wally fumando porros en el Fibber Magees que todavía resiste (número 80 - 81 de Parnell Street), a Chris, los días grises en Dun Laoghaire, el río Liffey. Y siempre al fondo, más allá de la oscuridad, el mar. Seríamos flâneurs, leeríamos el capítulo sobre Nausicaa en el Ulises, y hablaríamos sobre la Odisea y los orígenes del lenguaje mientras caminamos. Valente me dijo que sí, que reescribiríamos nuestro Dublin con las letras del alfabeto hebreo. No edificaríamos la ciudad con palabras como Joyce, no buscaríamos los límites de lo que puede ser dicho, como Wittgenstein, simplemente, abriríamos las letras y entraríamos en ellas, y seríamos nosotros todo lo comunicable, desde la materia a la vibración y naceríamos como si nunca hubiésemos partido del primer Verbo porque
"El nacimiento del hombre es el resultado de la penetración del Espíritu por la Palabra en la imagen (Boehme, 1945:162-163)"
Y seríamos el cuerpo de la palabra, su textura, su caricia, la frontera que conoce y que es siempre un tránsito porque todavía no ha llegado al fondo del conocerse.

Mucho amor y agradecimiento a Luna Kalo por la grabación y la locución y sobre todo por el cariño con el que me recibió en Dublín. Gracias también a Beppe Cotroneo por su apoyo con el teleprompter, la cita que incluyo es de Carlos Peinado Elliot.

Tet, desde el Ha'penny Bridge:






Yod, en Temple Bar






Esta grabación fue muy divertida porque Luna hizo un curso de dirección en California y se trajo un soporte para cámara del ejército, un chisme muy aparatoso que parecía una antena. La gente nos miraba y a mí me daba la risa porque Beppe ponía el teleprompter muy alto y salgo mirando hacia arriba todo el tiempo. No he conseguido eliminar los ruidos de la grabación, mi editor de vídeo no me deja hacer nada. Otra vez será.