sábado, 24 de mayo de 2014

Integra la polaridad en ti, masculino y femenino, la gracia, la fuerza de todo lo que es correspondiente a cada polo, con sus dones y con todo aquello que ha sido herido y que busca ser sanado. Búscate en ambos polos para trascenderlos, esa soy yo, ese soy yo, di. Yo soy todos ellos y aún más. Yo soy las energías celestes que acompañan la carrera del universo, soy el pecho de todas las madres que amamantan a los hijos de la tierra, soy la espada y la luna que corta la espada para vencer al tiempo.

Soy la palabra que los siglos no barrerán, la mano que vuela y que lleva la marca de la humanidad escrita en su palma. Soy los ojos que nos miran desde un futuro que llevamos muy adentro, y la sangre que corre y se derrama sobre el mundo. Soy la tierra roja que la recoge, soy el umbral que separa la vida de la muerte y el umbral que une la vida y la muerte. Soy la llamada que escogió tus labios para que la vida pudiera reconocerse labio a labio, más allá de todo límite.

Soy la pasión que honra la existencia y que arde para consumirse en lo profundo de sí. Soy la alquimia, el alma que no fue pronunciada y se hizo forma para que cupiese en las manos de los hombres, para ser recibida como el pan, para que en esta comunión sea el misterio quien abra de par en par las alas de la vida.