sábado, 28 de enero de 2017

FRIDA - COYOACAN, UN POEMA


Cuando visité Ciudad de México tuve la oportunidad de ver la casa azul de Frida Kahlo y toda ella estaba allí: todo en aquel aire era por momentos indomable, amargo, irónico y lleno de vida. Miraba aquellos corsés de yeso, esas jaulas blancas que ella pintaba de colores, sus botas (una más alta que la otra), las fotos con Trotski, la cocina amplia y abierta, la escopeta de Diego. Y todo era Frida, y todas las luces y las sombras venían a reunirse en sus dedos, y yo tocaba el espacio y el tiempo para decirle esto:

Frida – Coyoacan


Cae la tarde y cae el amor
del otro lado del abismo
del lado que nos mata y que nos salva

Hay una flor en mi pecho derecho
hay una estepa desierta en mi pecho izquierdo
hay una casa azul henchida de flores
y un vientre vacío que espera con las velas encendidas
espera la lágrima
que le devuelva el océano a los ojos


En la cocina ruedan los días como limones partidos
construye la luz generosa de Coyoacan un puente con tus ojos
para que el infinito se haga visible


En esta casa de vivos y muertos
nadie está solo cuando ríe y cuando llora
nadie está solo cuando canta el tequila en la garganta


Hoy me visto de tehuana y penetro en tu aliento
en la vida que crepita y arde
en tu corazón aún palpitante ofrecido al dios de las batallas

Frida, por tus ojos se desbordan los ríos de Xochimilco
no besaré la la luz en su reflejo
pero volveré a tu fiesta, siempre hermana,
para besar la vida de esos dedos que sangran
para esculpir tu sangre y mi memoria en luz más cierta
que el redoblado vacío de tu ausencia.



Poema: Brunhilde Román Ibáñez
Créditos de la imagen: desconocido