jueves, 31 de octubre de 2019

Un Poema de y otro para Antonio Gamoneda

A veces lloro cuando leo a José Ángel Valente, de vez en cuando también me pasa con Anne Sexton y con cosas como estas:

"He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.

Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,

pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura,
yo te llevo en los labios al ir hacia la muerte."

                                                               Antonio Gamoneda


Cuando un poema puede tocar la gracia y recordarte que el mundo sigue teniendo sentido aunque no lo tenga, cuando la palabra es capaz de atravesar la muerte y salir al otro lado transformando aquello que mira. 
Al pie de esos versos yo también podría ir llorando y riendo hacia el corazón de las tinieblas.

Y aquí uno mío (nada que ver con el anterior, ya me gustaría), pero lo añado porque lo escribí leyendo a Gamoneda.


FRENTE AL ESPEJO
                                               "El agua era mi extraña flor"
                                                    Anne Sexton

Es la hora extraña
la rosa custodia un vientre mortal
en sus dientes fulge
una memoria
un golpe
la llanura en pie donde un cuerpo
va desnaciendo
la piel de los difuntos avanza sin gritos
por la tarde y sus agujas

esa espada eres tú

Titilas en las aguas vencidas
al centro de tu cuerpo la rosa húmeda y extraña
atraviesa el sur
el desconcierto de tu cabello recogiendo a su paso
los ríos inmortales
el cuerpo frente al cuerpo
extranjero de sí
es un planeta solitario
que sigue el curso de su sombra

Queda frente al espejo  
el aire liberado
y la oscura conciencia
de haber llegado hasta mi vida
con las manos vacías


Y un par de fotos. Gracias a la mirada de Dunia Grau. 
(Las miro y me pregunto qué hago cargando con tanta ropa)

Feliz Samhain, que la memoria de nuestros ancestros nos dé más vida para honrar su paso por la tierra. Que de su muerte hagamos flores en la garganta y en la risa. A mi padre, mis abuelos, a sus huesos, a la sangre que nos reúne.