lunes, 16 de diciembre de 2019

Alexandra David-Néel: Una Vida



Ofrezco una visión personal sobre Alexandra basada en sus propios textos y en la biografía de Ruth Middleton. No pretendo hacer un estudio exhaustivo sobre su vida y soy consciente de que omito mucha información, simplemente escribo mi pequeño homenaje a esta mujer fascinante. 

"A veces lloraba lágrimas amargas, con el profundo sentimiento de que la vida se me escapaba de las manos, que los días de mi juventud se esfumaban, vacíos, sin interés, sin alegría. Entendía que estaba desperdiciando un tiempo que nunca recuperaría, que estaban pasando de largo horas y horas que podían haber sido hermosas. Mis padres - como la mayoría de los padres que han criado, si no una gran águila, al menos una diminuta águila obsesionada con volar a través del espacio - no podían comprender esto y, aunque no eran peores que otros, lo cierto es que llegaron a hacerme más daño que el más incansable de los enemigos."


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Se llamaba Louise Eugènie Alexandrine Marie David pero la conocemos como Alexandra David-Néel. Nació en el seno de una familia de la burguesía francesa del S. XIX y rompió con todos los estereotipos de la mujer de su época y de su sociedad: fue periodista, anarquista y feminista, cantante, exploradora, budista y escritora.

Cuentan que a la edad de cinco años emprendió su primera aventura en solitario: un policía la encontró en el bosque de Vincennes donde se había escapado buscando "su verdadero árbol."
Durante su adolescencia estas escapadas se irían repitiendo regularmente hasta que a los dieciocho años cogió una bicicleta y se marchó sola a recorrer el sur de Francia y España.

En sus fotos de juventud vemos a una mujer alta, morena y delgada con un porte digno y elegante. Quizá esa elegancia fue la única herencia positiva de su madre ya que el nacimiento de Alexandra había supuesto una decepción para Alexandrine, su católica madre, que quería tener un niño que llegase a obispo. Nunca se entendieron bien. En consecuencia, Alexandra se refugió en su padre con el que daba largos paseos por las calles de Bruselas y París. Les imagino en los Campos Elíseos o en la Grand Place caminando bajo el último sol de la tarde conversando sobre Epícteto y Julio Verne, la revolución y Buda, la vida y la muerte. En esa semilla Alexandra encontraría su verdadero árbol: el amor al conocimiento, al que dedicaría todos sus años de estudios en Londres y París, y el resto de su vida.

Durante su periodo estudiantil y mientras colaboraba en un periódico feminista, se empapó de todas las corrientes filosóficas, artísticas y culturales de la época. En las tertulias parisinas conoció a toda clase de personajes insólitos en una época en el que el ocultismo estaba de moda y la gente se reunía para invocar a los espíritus y charlar sobre una amalgama de temas en los que convergían el pitagorismo, la religión, la alquimia y la astrología. Alexandra pronto se desilusionaría de esta filosofía frívola de salón. Absorta en sus estudios de sánscrito deseaba ir más allá del diletantismo de las conversaciones brillantes y de los aristócratas y glitterati. Un ansia más profundo la acuciaba: entrar en lo hondo, excavar, llegar a la raíz donde el conocimiento se ofrece intacto para quien ha sabido entregarse a una búsqueda verdadera. Así, a los veintiún años, en cuanto tuvo acceso a la herencia de su madrina se marchó a la India.

De este viaje volvería sin un céntimo pero más decidida que nunca a continuar investigando y recorriendo el mundo. La situación económica familiar había empeorado y para mantenerse, Alexandra decidió hacerse cantante de ópera. Tenía una buena voz de soprano y tras un periodo de estudios en el conservatorio obtuvo el puesto principal en la compañía de ópera de Hanoi. Pasaría los siguientes años cantando, viajando y escribiendo artículos sobre la India en revistas especializadas.
Sur les traces d'Alexandra David-Néel ! - Planète Découverte

A los treinta y seis años Alexandra se da cuenta de que está perdiendo la voz, también se hace consciente de que en los círculos literarios más eruditos los escritos de una mujer soltera no se tomaban muy en serio. En esas circunstancias acepta una oferta para dirigir el casino de Túnez, donde conoce a su amante, y después marido, Philippe Neel. Él era un hombre apuesto, apasionado, rico y vital, para quien Alexandra constituía una especie de reto. Ambos se amaban, se admiraban y se impulsaban, pero los años que siguieron a su matrimonio y a la muerte de su querido padre se convirtieron para ella en la más oscura noche del alma. Llevaba una vida próspera, escribía sobre diversos temas y era respetada en los círculos intelectuales, y sin embargo, cada vez con más frecuencia sufría accesos de melancolía, jaquecas y náuseas. A pesar de sentir un profundo amor por Philippe la movía un amor todavía más grande, el de conocer y llevar una vida libre y nómada. La institución matrimonial la ahogaba, sabía que tenía que partir. 
Photographies - Alexandra David-Neel SITE OFFICIELPhilippe le había dado la idea de que hiciese un largo viaje para liberarse de aquello que la estaba royendo por dentro y volviera restablecida. A la vuelta de uno de sus viajes se encontró con que ella se había marchado: se había embarcado rumbo a Sri Lanka primero y a India después. Una vez en suelo indio se entrevista y va conociendo a maestros hindúes y budistas en diversos lugares, viaja de Madrás a Pondicherry, Varanasi, Calcuta y finalmente a Sikkim, al norte de la India.

En Sikkim conocerá a tres hombres que que la influirán profundamente, el maharajá, Sidkeong Tulku, su maestro espiritual, el gomchen de Lachen y el Dalai Lama. Se convierte en consejera y amiga íntima del maharajá, al que llama "mi hermano álmico". Durante las tardes sostienen apasionadas conversaciones sobre textos sagrados budistas que alimentan el espíritu de Alexandra. Embriagada por la majestuosidad de las montañas y su luz cayendo sobre regiones inmensas y vacías se siente rejuvenecer, atrás quedan las jaquecas, los males que aquejaban su cuerpo, la tristeza. Sabe que ha traspasado un umbral, que se ha encontrado cara a cara con su verdadera vida.
Sigue dirigiendo apasionadas cartas a Mouchy, uno de los apelativos cariñosos que utilizaba para Philippe y en ellas expresa su amor y su añoranza de él pero los años pasan y va aplazando su regreso: sus estudios de los textos sagrados budistas y los viajes en compañía del maharajá la absorben por completo.

Esta etapa llega a su fin con la muerte del maharajá. Estalla la Primera guerra Mundial haciendo imposible su vuelta y ella empieza a soñar con el Tibet prohibido. Todavía no es el momento. Con Yongden, su joven ayudante, viaja a Japón Corea y China. Puede moverse con libertad gracias al dinero que le envía su marido. En China se preparan para una inminente guerra civil, empieza a tener dificultades económicas. Cuando finalmente estalla la guerra ella y Yongden emprenden una larga marcha en busca de refugio en el monasterio de Kumbum, en la región de Amdo. Caminan sin espacio ni tiempo, reciben el año 1918 con tres galletas para celebrarlo, pero luego se dan cuenta de que se han equivocado de día.
ALEXANDRA DAVID-NEEL - Ma religions le BoUdDhIsMe
Kumbum es un paraíso de paz en el que medita y traduce textos sagrados mientras las guerras se recrudecen a su alrededor: la chino-japonesa, la chino-tibetana y los bolcheviques en Mongolia. Alexandra continúa escribiendo largas cartas a su marido, al que no ve desde hace diez años. Le añora profundamente y le agradece el dinero que le envía, pero se siente incapaz de renunciar a esta vida errante de cielos libres e ilimitados. Tras una larga estancia en el monasterio vende todas sus pertenencias y se prepara, después de una espera de tres años, para viajar a Lhasa. Transcurrirían otros tres antes de que alcanzase su meta. Comienza su viaje el 5 de febrero de 1921, atrás dejan la seguridad del monasterio y las fiestas y los honores con que la reciben los expatriados europeos. Ahora sólo queda una nómada que camina por el amor de sentir la fuerza de cada uno de sus pasos sobre la tierra vasta y vacía. Ni los encuentros con bandidos ni las agotadoras jornadas dando la bendición y cuidando enfermos (allá por donde iban los lugareños estaban convencidos de que eran lamas) lograban abatir su ánimo. A veces tenían que recurrir a trucos para conseguir alojamiento. Yongden, afirmaba ante su público campesino que tenía cien años y que podía traer la lluvia. Alexandra siempre afirmaría que nunca habría podido llevar a término este viaje si no hubiera sido por su joven amigo, que no dudó en dejar atrás familia, derecho a la herencia y posición social por seguirla. Posteriormente lo adoptaría; Yongden se convertiría en el hijo que nunca tuvo.

Gradualmente tienen que ir despidiendo a sus sirvientes, contraen la disentería mientras tratan de avanzar en un país desgarrado por la guerra chino-tibetana. Alexandra no tiene otra opción que oscurecerse el cabello con tinta china y embadurnarse la cara con hollín para que no la detengan, aunque a medida que ascienden por los pasos de montaña va desapareciendo la presencia humana.
Una noche, ante el riesgo de morir entre montañas inhóspitas en medio de intensas nevadas tienen que decidir si siguen adelante. Tras tomar la decisión de continuar preparan una sopa de tocino con harina para celebrarlo:

"- La sopa que has preparado está deliciosa.
- Estoy de acuerdo

- Mis perros se habrían negado a tomarla"

things to do from hotel Villa Gaia in Digne les bains ...A pesar de su optimismo la situación llega a extremos realmente dramáticos: el día de navidad de 1923 se encuentran perdidos en las montañas, con fiebre y hambrientos. Su cena navideña consiste en agua hirviendo con cuero de las suelas de sus botas. Continúan su marcha penosamente por uno de los lugares más duros y sobrecogedoramente bellos de la tierra. Encuentran pequeñas poblaciones donde son bien recibidos y pueden descansar y comer. Poco a poco van recuperando las fuerzas, saben que se encuentran muy cerca de Lhasa. Unos ladrones los asaltan para robarlos, Alexandra, gran artista del drama y conocedora de la superstición de los tibetanos empezó a invocar a gritos a todos los demonios y espíritus errantes que se vengarían por haber robado a un pobre lama. Los ladrones se asustaron tanto que se pusieron de rodillas pidiendo perdón.

Al fin tienen ante sí los dorados techos del Potala abrazado por las cumbres infinitas de los Himalayas. Alexandra escribe a Philippe jurándole que jamás volvería a repetir semejante viaje aunque le ofrecieran millones. Aún así escribe en Magos y místicos del Tibet, -una novela que encontré en un pueblo de Nepal: "Lhasa no es un lugar donde suceden prodigios: Lhasa es el prodigio".
Después de ese periplo vuelve a Francia donde se ha convertido en todo un personaje: da conferencias en distintos países de Europa, escribe y traduce. Vive la difícil adaptación a un matrimonio que se ha mantenido en paréntesis durante catorce años: Mouchy es reacio a aceptar a esta mujer que vuelve con un hijo adoptivo tibetano al que mira con profundo recelo. A la edad de sesenta y nueve años ella y Yongden viajan a China donde viven los horrores de la guerra chino-japonesa, vuelven al Tibet y a la India y de nuevo a Francia a la muerte de Philippe. A los cien renueva su pasaporte porque "nunca se sabe". Sus cenizas fueron llevadas a Varanasi, la ciudad donde el sagrado Ganga ve correr la vida y la muerte, para reunirse en la eternidad con Yongden.

Alexandra David-Néel, l'exploratrice | A Nous Paris

Texto: Brunhilde Román

Fuentes:
La segunda de Middleton, Ruth: Alexandra David-Néel.Circe, 1990, Barcelona.
La última es de Tibetan Tales of Love and Magic (Magos y Místicos del Tibet). El libro está en Palencia así que no puedo citar la editorial, fecha y lugar de publicación.
Todas las fotos son de internet.