Porque siempre has habitado en mí,
yo que creía no haberte conocido,
hoy vuelvo a ti desde un tiempo más allá del tiempo,
mi madre, Mi Ciudad Perdida, mi otro yo que mira mi mirar.
Y en mi recuerdo no era yo quien lloraba bajo el verde amanecer de la flor de guayaba,
no era yo quien pisaba el manto húmedo de la tierra
no era yo y era yo y la sangre
y el verde mirar, y el infinito
y el volver a ti, a mí, convocadas por el mismo hilo
por la misma sed
por la misma hambre,
de aquella pura Tierra
portal
en que el lejano viaje de la sangre
nos vuelve paraíso.
yo que creía no haberte conocido,
hoy vuelvo a ti desde un tiempo más allá del tiempo,
mi madre, Mi Ciudad Perdida, mi otro yo que mira mi mirar.
Y en mi recuerdo no era yo quien lloraba bajo el verde amanecer de la flor de guayaba,
no era yo quien pisaba el manto húmedo de la tierra
no era yo y era yo y la sangre
y el verde mirar, y el infinito
y el volver a ti, a mí, convocadas por el mismo hilo
por la misma sed
por la misma hambre,
de aquella pura Tierra
portal
en que el lejano viaje de la sangre
nos vuelve paraíso.
En Ciudad Perdida, enero 2015
Poema: Brunhilde Román Ibáñez
Foto: Bunkwarin Maku
Foto: Bunkwarin Maku
Precioso, emocionante y profundo, como siempre. Gracias mil por compartir con todos nosotros :-)
ResponderEliminarParece que te encontraste y volviste a nacer gestándote a ti misma.
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