miércoles, 31 de julio de 2024

Katherine Philips, Oh, Soledad

 Se la conocía como “la incomparable” o “la sin par Orinda” y fue una de las muy pocas escritoras cuya obra gozó de amplia difusión en la Inglaterra del siglo XVII. Inspirada por su abuela materna, fue una ávida lectora desde su infancia; tuvo acceso a una educación privilegiada y a lecturas tanto en inglés como en italiano y francés. Cultivó la poesía, tradujo a autores franceses como Corneille y sus cartas a Sir Charles Cotterell (traductor y maestro de ceremonias del rey Carlos I, nombrado caballero en 1644) se publicaron después de su muerte con el título de Letters from Orinda to Poliarchus.

El poeta Henry Vaughan la dio a conocer y publicó uno de sus poemas dedicados al dramaturgo y poeta William Cartwright, fue entonces cuando adoptó el seudónimo de Orinda.

Fundó El Club de la Amistad, para el que toma conceptos ciceronianos o aristotélicos relativos a la amistad y los adapta a una visión femenina, al igual que determinadas ideas de Plutarco o John Donne. Se vale asimismo de convenciones del amor cortés para usarlas en composiciones dedicadas a la amistad entre mujeres. Inspirándose en la tradición clásica, los integrantes del club -hombres y mujeres- usaban seudónimos extraídos de la literatura. Ella misma se dirigía a su marido con el nombre de Antenor. Dentro del club creó también un subgrupo formado exclusivamente por mujeres (con seudónimos como Ardelia, Rosania, Celimena o Lucasia) con las que intercambiaba poemas y cartas. 

Su matrimonio con el parlamentario James Philips, uno de los firmantes de la pena de muerte de Carlos I, fue una unión armoniosa a pesar de la temprana muerte de Héctor, su único hijo, de la diferencia de edad (se llevaban 36 años aunque algunos estudiosos discrepan en cuanto a este dato) y de sus respectivas filiaciones políticas: ella apoyaba la corona, él era partidario de Cromwell. Philips animó a su mujer a continuar con sus actividades literarias lo que permitió a Katherine desplazarse desde su residencia familiar en Gales a Londres a su conveniencia, algo fuera de lo común para una mujer de su época.

Se la recuerda especialmente por sus poemas dedicados a la amistad entre mujeres aunque escribió sobre temáticas muy variadas.





Reproduzco abajo el fragmento de uno de sus textos más conocidos y que realmente es una traducción de La Solitude, de Antoine Girard de Saint-Amant. Fue musicado y popularizado por el compositor Henry Purcell y de él se han hecho muy diversas versiones a lo largo de los siglos; incluyo aquí dos vídeos en los que se evidencia esta diversidad de tratamiento.

Pascal Quignard cita este poema en Las escaleras de Chambord y a mí me toca con esa cualidad evocativa y enigmática de su escritura, su nostalgia un poco evasiva, esa música interior que viene de los fracasos, del amor frustrado y los bosques. La música existe, parece decir, para que podamos escuchar ese silencio: “Sans cesse on descendait seul. Sans cesse on était abandonné de celui qu'on avait sous les yeux”.

En esa soledad se configuran espacios de libertad que nos retrotraen a un paraíso perdido, idílico y pastoral, pero que también representan un lugar de transgresión del camino marcado, un lugar donde Philips (y quizá también el protagonista de la novela de Quignard) encuentra la raíz de su propio poder interior más allá de las máscaras de las convenciones y la esfera pública. Como en el caso de otros escritores realistas de la época del Interregno (los once años de gobierno republicano liderados por Oliver Cromwell) Katherine reclama el retiro en la naturaleza como lugar de encuentro, espejo y espacio desde donde convocar su verdadera fortaleza. Soledad, el inicio de todo movimiento.


Oh! soledad... (fragmento)

Oh soledad! mi dulce elección

Espacios consagrados a la noche,

Lejos del tumulto y del ruido,

Cómo deleitas la inquietud de mi mente

Oh Cielos! Qué contento el mío,

de ver esos árboles que han resurgido

desde el nacimiento del Tiempo,

y que todos los siglos han venerado,

tan frescos y verdes todavía

Como cuando sus bellezas fueron vistas por primera vez!

Katherine Phillips (mi traducción)



La Solitude de St. Amant

La Solitude - A Alcidon

1
O! Solitude, my sweetest choice
Places devoted to the night,
Remote from tumult, and from noise,
How you my restless thoughts delight!
O Heavens! what content is mine,
To see those trees which have appear'd
From the nativity of Time,
And which hall ages have rever'd,
To look to-day as fresh and green,
 As when their beauties first were seen!



O que j'ayme la solitude!
Que ces lieux sacrez à la nuit, Esloignez du monde e du bruit,
Plaisent à mon inquietude!
Mon Dieu! que mes yeux sont contens
De voir ces bois, qui se trouverent
A la nativité du temps,
Et que tous les siècles everent,
Estre encore aussi beaux et vers,
Qu'aux premiers jours de l'univers!

Loa poemas en inglés y francés son de la página: http://www.jimandellen.org/womenspoetry/solitude.html 



Purcell. Versión de L'Armonia Sonora



Y la de Birds on a Wire

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