POESÍA MÍTICA
"El Tao que puede decirse
no es el verdadero Tao"
Tao Te King
En "Dónde se encuentra la
Sabiduría?" Harold Bloom se cuestiona cuál es el lugar de la
poesía y de la filosofía en cuanto a su capacidad para hacernos
comprender el mundo. Shakespeare lo resume en esta frase de Hamlet:
"There are more things in heaven and Earth, Horacio, than are dreamt of in your
philosophy."
Si la filosofía parte de la
observación empírica y el conocimiento racional, la poesía tiene
la capacidad de trascender los límites de lo visible y lo entendible
para entrar en otra dimensión de la experiencia. Lo mismo sucede con
el mito, leer un mito es traspasar un umbral, traer un conocimiento
simbólico que elude la esfera analítica. Estamos en el reino de lo
analógico, de las correspondencias entre mundos, de las corrientes
sutiles por las cuales una determinada música, una palabra,
atraviesa el filtro mental y nos sobrecoge. El arrobamiento del que
hablaba Santa Teresa viene de este lugar, de la sensación, aquello
que nos fulmina sin que sepamos por qué; y es que ha entrado en otro
ser de nosotros, otra capa fuera de las fronteras de la mente
racional. La parte que conoce, simplemente, la fuente subconsciente
que bebe de mares antiguos y que conecta nuestros ríos profundos con
un conocimiento universal, un mar que no es sólo nuestro y en el que
navegan todas las fuerzas de lo posible.
La potencia del mito, entonces, como
la de la poesía radica en su naturaleza a la vez literal y
simbólica. En un nivel nos encontramos con el poder transmitido a
través de la palabra, las ideas, la evocación, la sonoridad, el
relato, el camino al que nos lleva cada nombre, las encrucijadas, la
lengua y su resonancia. Por otro lado la metáfora nos conecta a otro
campo de experiencia. En la mitología clásica los elementos están
conectados a deidades, la naturaleza está viva y se da una
interacción con el universo, un alineamiento. Las historias y los
poemas revelan lo que la palabra no es capaz de nombrar porque la
palabra, como el dios Jano, tiene dos caras, dos filos: es tanto
límite como umbral, lo no dicho nos llega cuando trascendemos esa
palabra y llegamos al otro lado de ella, al río subterráneo que
corre más allá de la forma, de lo comunicable.
Un mito o un poema
puede producir un impacto a un nivel celular y transformar la energía
alrededor de sí, de ahí su fuerza, de ahí su capacidad de generar
conocimiento a través de la sensación, de la electricidad que emana
nuestro cuerpo cuando entramos en el poder de una imagen poética o
de una historia que nos impacta sin que realmente lleguemos a
entender del todo por qué ha causado en nosotros ese movimiento
interno. Harold Bloom diría que el último Wittgenstein, el místico,
finalmente sabe que detrás del lenguaje se encuentra el poema, o el
mito. La revelación de algo, la epifanía que en un instante nos
toca y puede cambiar una vida. Y el misterio que en ella permanece
porque somos más allá de lo que sabemos de nosotros mismos.
RETORNO
A AVALON
En
esta exacta sombra de la tarde
crece
la hierba al verde infinito
del
ojo que la mece y la contempla
Es
de día y sin embargo yo sueño en lo más alto
de
este sueño
tenue
silencio de algo que no fuera real
y
aun así más cierto que toda la existencia
viene
la hierba a enredarse en un suspiro
que
atraviesa la herida de la tarde
y
hay un corazón antiguo que ya soñó
bajo
esta misma niebla
y
trepa tenaz del suelo al verde
donde
mi propio corazón está creciendo
Avalon,
si un día vuelvo
llévame
a la colina donde yace el sueño del mundo
y
que en su pálpito caliente
mis
manos lo alcen del seno de la tierra
y
encuentren esas manos el lugar antiguo y olvidado
en
que mi pecho abierto espera
LEYENDAS DE BROCELIANDE
Por
el lomo del río alumbra el canto de la especie
el
cuerpo solar se enreda en las astas del ciervo
mientras
la forma que habita el aire espera tendida
Una
ola delgada alienta en mi interior
he
bebido de la diosa
y
la noche aguarda.
AENGUS
"...and
pluck till time and times are done
the silver apples of the moon
the golden apples of the sun"
W.B. Yeats
Ardo
como una mujer clara
entre
el trigo durmiente
Suenan
las aguas calladas
las
aguas proféticas sueñan
con
voces blancas tomando la vida
manzanas
del jardín umbrío
apenas
despertando al temblor y al rocío
manzanas
que retienen el soplo de la carne
lo
que queda dentro de las cosas que callan
Aengus,
crucé la sombra
junté
mis manos para reunir la lluvia
para
sembrar en mi tierra húmeda
el
fruto de la luz y de la luna
Aengus,
entra en las aguas
abre
mi sangre y funda en ella la noche
ven
con tu ofrenda
yo
soy
la lluvia
que
tu boca está llamando
Texto y poemas: Brunhilde Román
El vídeo es de Jenny Carralero que puso todo su talento y sensibilidad en estas imágenes. Mares de gracias para ti, Jenny.
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