LA
MUJER SALVAJE
Para
mí este es un arquetipo de gran belleza porque nos devuelve a
nuestra verdadera esencia.
La
mujer salvaje es aquella que ha aprendido a amar su cuerpo, pues es
consciente de que, más allá de nuestro aspecto físico, el cuerpo
es portador de información y al escucharlo podemos recibir mensajes
tanto de nuestro inconsciente -referentes a nuestra salud, a nuestros
sentimientos más profundos, a la forma en que tomamos decisiones-
como del universo que nos rodea. La mujer salvaje vive en el presente
porque ha comprendido la importancia de habitar, aceptar y amar su
cuerpo. El cuerpo de una mujer salvaje no tiene que acomodarse a los
cánones de belleza, ella no está interesada en esos conceptos, pero
sí es consciente de su manera de caminar por el mundo, de su
postura, que siempre refleja esa dignidad que siente hacia sí misma,
de su respiración, de sus movimientos...
Asimismo
es consciente de la importancia del deporte, el movimiento, para
mantener un cuerpo ágil y flexible, así como de la alimentación y
el descanso, necesarios para sentirse vibrante y llena de energía.
Si necesitas integrar a la mujer salvaje en tu vida empieza por
cambiar tus hábitos alimenticios, conéctate con tu cuerpo y
dirígete a él con cariño, comunícate con tus células, haz
deporte, baile, yoga, masajes o camina por el campo. Este arquetipo
está profundamente ligado a la naturaleza. Si eres una mujer salvaje
necesitas pasar tiempo en la naturaleza, caminar descalza a la orilla
del mar, trepar árboles, nadar, subir montañas, meditar ante una
puesta de sol, dormir desnuda a la luz de la luna... sientes que eres
parte de la naturaleza y esa comunión alimenta tu espíritu y te da
fuerza.
En la
naturaleza nuestros hemisferios derecho e izquierdo se alinean y
amplían nuestra capacidad de recibir información. La mujer salvaje
está naturalmente conectada a su intuición ya que se ofrece el
regalo de la soledad y la quietud en la que es posible escuchar la
suave voz que habla en lo más hondo de nosotros. Esta intuición
actúa en ella como una brújula que la ayuda a conducirse en su vida
y tomar decisiones que emanan de un conocimiento más profundo y
certero que aquellas tomadas únicamente desde la cabeza. La mujer
salvaje crea su propio nido, tanto en la naturaleza como en su hogar,
lo que la protege del ruido exterior, la discordia y la manipulación
de medios de comunicación. Cierto que también tiene que ocuparse de
los asuntos del mundo material, pero lo hace desde el plano de esa
conexión íntima y verdadera con lo natural.
Esa
conexión con lo esencial le permite desvincularse de las
necesidades del ego: un coche más grande, una casa más grande,
aparatos modernos o pasar tiempo comprando y acumulando más ropa. La
mujer salvaje es coherente con lo que ha elegido vivir, es decir, en
la esencia, no en la superficie, esto le permite dedicar más tiempo
a las cosas que verdaderamente la importan, la nutren y la hacen
crecer. Suele ser una mujer sonriente, alegre y al mismo tiempo
alguien que sostiene y acoge en sí los ritmos de la vida, por lo que
puede necesitar un tiempo dedicado al silencio, a estar consigo
misma. Este movimiento cíclico le permite equilibrarse y
experimentar los cambios con mayor aceptación: el paso de las
estaciones, las transformaciones de una etapa a otra de la vida...
ella sabe que nunca se pierde nada, que el frío del invierno dará
paso a otra primavera, que vamos de la tristeza a una renovada
alegría y que la ancianidad contiene en sí todo lo vivido.
De la
misma manera puede conectarse fácilmente con plantas y animales
porque se permite ser instintiva y porque honra todas las
manifestaciones de la vida sobre la tierra. Si eres una mujer salvaje
probablemente estés rodeada de perros o gatos, o vivas en un entorno
rural, o en la ciudad, pero acompañada de flores y piedras. Sientes
muy dentro de ti ese amor de la Madre Tierra hacia nosotros y hacia
toda la vida, puede que tú misma seas madre o nutras de una u otra
manera a otras personas, animales o plantas.
Si
este arquetipo ha despertado algo en ti, permítete bailar desnuda (o
cocinar desnuda, leer desnuda), permítete el lujo de la soledad y el
silencio, permítete gritar, abrir los brazos, correr, salir al campo
y empezar a sentir tu cuerpo con el corazón.
Personajes:
Jane Goodall, Diane Fossey, Biruté Galdikas, todas ellas estudiosas
de los primates y grandes amantes de la naturaleza, Pocahontas, Clara
y Francisco de Asís, James Lovelock, que popularizó en el mundo
occidental la idea de Gaia, la Tierra como organismo inteligente,
Relmu Ñamku, que fue llevada a juicio por defender sus tierras
frente a una petrolera, el Consejo de las Trece Abuelas y todos los
pueblos indígenas que honran a nuestra Madre Tierra.
Texto: Brunhilde Román Ibáñez
Créditos de la imagen de Relmu Ñamku: desconocido
Viva la mujer salvaje!nuestro origen y destino.
ResponderEliminarLa que espera ser despertada.
Eres el mejor exponente que conozco.
Gracias!
¡¡Mil, mil gracias por tus bellas palabras!! Todas estamos en el camino de lo salvaje, reconozcámonos.
ResponderEliminarUn gran beso