Este verano habría vuelto a Lisboa con Izara, habría caminado sin rumbo por las calles empedradas o tal vez me habría llevado "Una Vida Absolutamente Maravillosa" de Vila-Matas y habría recorrido su mismo camino: el Janelas Verdes' Dream, pasando por el Tajo y Mario de Sá-Carneiro "Yo ni soy yo ni el otro./ Yo soy algo intermedio." Volvería a retomar el hábito de hablar con Tabucchi como el amigo Pereira (afirma Pereira que de há uns tempos a essa parte adquirira o hábito de falar com o retrato da mulher). Me encontraría de nuevo con Eva, que me llevaría a esos sitios maravillosos que ella conoce en el corazón de la ciudad y quizá recitase a Valente en diferentes lugares, como la última vez. Quizá lloviese y las calles reluciesen de humedad bajo un cielo plomizo de gaviotas. Un cielo como para escribirle a él, a Pessoa, por supuesto.
Pero no he ido. Por eso escribo, para poder volver. Ahora que termina el verano, la saudade de Lisboa me envuelve, incluso con el pesar de lo no vivido. Escribo para revivir en mi memoria algo que no ha sucedido, para darle cuerpo a este anhelo, para existir en él con la alegría del regreso. Lisboa, espérame, que yo aún te espero.
Lisboa
Para Izara Batres y Eva domínguez
Y volveremos a reunirnos
en esos mares que juntó Pessoa
cuando el alma pisaba la herida de estas calles
y en las gaviotas ondeaban
los cielos de Lisboa.
Y su voz
su voz sobre la noche
su voz de convertirse en hilos infinitos
ante el dios viviente
arrancado del escalofrío de las aguas.
Su voz desnuda al fin de la apariencia
se demora un instante
como un café lejano y otoñal
perdiéndose entre los dedos de la lluvia.
Y el océano al fin reunido
en los ojos de Eva
en los ojos de Izara
en el vacío azul que ya no tiembla
en el temblor de la luna sobre el signo de Cáncer.
Ante las aguas
brotaban como espigas
la risa de Eva
la risa de Izara
el amanecer del mundo.
Descendió la palabra
sobre el Tajo gris
inmóvil la palabra
alumbrando las voces de Pessoa
sus oros extinguidos
la misma mano melancólica
acaso escribiendo
el último cielo de Lisboa
para que sea al fin
para que sea
flor escrita en la noche
palabra liberada
así en la vida
como en la voz que queda
sobre el noble escalofrío de las aguas.
Brunhilde Román Ibáñez
Con Eva, entre el cielo y el océano.
Y para quienes no pudisteis acompañarnos ese día, aquí añado el vídeo de la presentación de Animal Profundo en La Forja de las Letras.
https://www.youtube.com/watch?v=j3-77swmYxk&ab_channel=Librer%C3%ADaLaForja
Hermoso poema,felicitaciones a su autora,admiro a Pessoa,no he conocido Lisboa,pero después de su poema surge como una sorpresa mi deseo por alguna vez ir y ver las aguas grises del Tajo anciano
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias!! Para mí Lisboa es un viaje imprescindible. Tardé mucho en ir, siempre que viajaba a Portugal iba a otras ciudades, pero definitivamente no hay que perderse esa ciudad con su contraste de añoranza y ensueño, dolor y alegría.
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