¡Mi primera experiencia youtuber!
Me estreno, cómo no, con José Ángel Valente, mi gran amor poético. De momento con las tres primeras letras de Tres Lecciones de Tinieblas: Aleph, Bet, Guimel.
Esta idea de ir por las calles de diferentes países mientras leo me vino hace años, en Grecia. Me planté a recitar ante el templo de Atenea en Delfos pero no conseguí que el vigilante mantuviese la cámara quieta y quedó una cosa más bien rara que nunca he enseñado. Ahora retomo gracias a la inestimable ayuda de Eva Domínguez González, que me abrió el corazón de Lisboa y el suyo y se tomó muy en serio el tema de buscarme sitios dónde recitar. Gracias siempre, Eva, alma noble y generosa con la que reír es tan fácil.
¿Por qué Tres Lecciones de Tinieblas?
Empezar por el principio, por el alfabeto. Toda letra es una llave, un camino, una llamada. El sonido primordial que da forma a los seres y a las cosas. Y la palabra que queda cuando el sonido ya se ha ido, el sedimento, el Ser y su materia. En palabras del propio Valente:
"El eje vertical es el de las letras, que permitirían leer, como un acróstico, todo el lenguaje y en él toda la infinita posibilidad de la materia y el mundo. El eje horizontal es el eje de la historia, el eje de la destrucción, de la soledad, del exilio, del dolor, del llanto del profeta que termina siempre con este lacerante aviso: Jerusalem Jerusalem convertere ad Dominum Deum tuum. Pero convertirse al Señor es convertirse a las letras, remitirse al eje de las letras, pues - como dice el rabí de Mezeritz- el Santo reside en las letras, es decir, en las formas arquetípicas del espesor y de la transparencia de la materia y de su perpetua resurrección."
Me estreno, cómo no, con José Ángel Valente, mi gran amor poético. De momento con las tres primeras letras de Tres Lecciones de Tinieblas: Aleph, Bet, Guimel.
Esta idea de ir por las calles de diferentes países mientras leo me vino hace años, en Grecia. Me planté a recitar ante el templo de Atenea en Delfos pero no conseguí que el vigilante mantuviese la cámara quieta y quedó una cosa más bien rara que nunca he enseñado. Ahora retomo gracias a la inestimable ayuda de Eva Domínguez González, que me abrió el corazón de Lisboa y el suyo y se tomó muy en serio el tema de buscarme sitios dónde recitar. Gracias siempre, Eva, alma noble y generosa con la que reír es tan fácil.
¿Por qué Tres Lecciones de Tinieblas?
Empezar por el principio, por el alfabeto. Toda letra es una llave, un camino, una llamada. El sonido primordial que da forma a los seres y a las cosas. Y la palabra que queda cuando el sonido ya se ha ido, el sedimento, el Ser y su materia. En palabras del propio Valente:
"El eje vertical es el de las letras, que permitirían leer, como un acróstico, todo el lenguaje y en él toda la infinita posibilidad de la materia y el mundo. El eje horizontal es el eje de la historia, el eje de la destrucción, de la soledad, del exilio, del dolor, del llanto del profeta que termina siempre con este lacerante aviso: Jerusalem Jerusalem convertere ad Dominum Deum tuum. Pero convertirse al Señor es convertirse a las letras, remitirse al eje de las letras, pues - como dice el rabí de Mezeritz- el Santo reside en las letras, es decir, en las formas arquetípicas del espesor y de la transparencia de la materia y de su perpetua resurrección."
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