LA SABIA
Este es un arquetipo muy
valioso para mí porque nos devuelve a la curiosidad de la infancia
con la experiencia de todo lo vivido como adultos.
Como sabia puedes haber
pasado gran parte de tu vida buscando el conocimiento, haciéndote
preguntas, indagando. La sabia observa el mundo a su alrededor con
sus circunstancias, lo que parece injusto o extraño y quier
comprender, absorber. Si sientes este arquetipo en ti, manifiestas
una gran curiosidad por lo que te rodea, un ansia de ir más allá y
una enorme pasión por la vida y sus manifestaciones. Amas el mundo y
todo lo que contiene en sí de misterioso y desconocido.
Muchas personas con este
arquetipo pasan gran parte de su vida dedicadas al mundo intelectual,
viviendo desde la mente, estudiando teorías y a veces encerradas en
una torre de marfil. Su gran deseo de aprender y su pasión por el
saber puede hacer que se alejen de lo cotidiano durante parte de su
vida. Sin embargo, si este es tu arquetipo, en algún momento de tu
vida te haces consciente de que el conocimiento tiene que llegar al
corazón, que la verdadera sabiduría no es simplemente adquirir
datos, sino ponerlos al servicio de algo más grande, puesto que
sabiduría es conocimiento que ha pasado al corazón a través de la
mente. Te haces sabia a través de la compasión y de la empatía con
tus semejantes, utilizando tu curiosidad y tu enorme conocimiento
para que la humanidad o simplemente las personas más cercanas a ti
puedan despertar a una mayor conciencia.
La sabia también nos
recuerda que “mi verdad no es la verdad absoluta, sino aquello que
es cierto para mí en este momento de mi vida”, la sabia no es
prisionera de los dogmas, de las certezas o de lo que “debe ser”,
sino que ve “lo que es” y actúa a partir de ello, con la
creencia de que el conocimiento siempre se expande y que las
limitaciones que le pongamos son realmente nuestras propias
limitaciones. El arquetipo de la sabia nos enseña a vivir desde la
humildad al darnos cuenta de que hay otras perspectivas que también
son válidas y a cultivar la paciencia y la compasión con quien
creemos que sabe menos que nosotros: ella sabe que en algún momento
también estuvo allí, también experimentó la ignorancia, la
soberbia, las limitaciones auto-impuestas y la cerrazón a un punto
de vista.
Cuando este arquetipo se
manifiesta, nos enseña a vivir desde la coherencia con nuestra
verdad. Has vivido muchas experiencias, algunas las has catalogado
como “buenas” o “malas”, pero siempre, a través de ellas,
has experimentado, has conocido y has llegado a conclusiones sobre ti
misma y sobre la vida. Ese experimentar quien eres a través de la
experiencia ha hecho que elabores una serie de principios sobre lo
que funciona para ti y cómo quieres vivir, son la afirmación de tu
yo en el mundo, y vivir de acuerdo con esos principios es esencial
para ti, como también lo es defender esas convicciones. Al igual que
respetas puntos de vista que no compartes necesariamente, también
pides el mismo respeto para los tuyos.
Si necesitas creer en ti,
en tu verdad, desde el respeto y la compasión, pide a la sabia que
active en ti su energía de firmeza compasiva. A través del
conocimiento amoroso puedes llegar a muchos otros porque el mundo
necesita hoy esa energía: la expansión del saber vinculada a lo
pequeño, a lo humano, a los sentimientos, es decir, a lo que hace de
la Humanidad un gran todo en el que todos nos reconocemos como
espejos de los otros y somos necesarios. La sabia nos lleva más allá
de nuestros pequeños odios personales porque comprende que en algún
momento de nuestra existencia todos nos hemos dejado llevar por la
envidia, el miedo, la ira... pero que eso ya no es lo que nos anima a
seguir porque hemos aprendido a sentir la vida desde una perspectiva
más amplia.
Personajes: algunos de
mis favoritos están aquí, el Fausto de Goethe y sus conversaciones
con Mefistófeles, buscaba el conocimiento en los libros, pero
comprendió a través del amor. Galileo Galilei (eppure si muove),
María Profetisa y mi querida Hipatia de Alejandría, sobre cuya vida
se hizo la película “Ágora”. Ella buscó el saber para hermanar
al mundo y elevar la conciencia del ser humano. En sus propias
palabras: “La vida es un desplegamiento, y cuanto más lejos
viajamos mayor es la verdad que podemos abarcar. Comprender las cosas
que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que
hay más allá”.
Texto: Brunhilde Román
Foto de la película "Ágora"